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29 julio, 2011

No perder tiempo, lo suelen llamar oro.

No es cuestión de enfadarse con el tiempo que al fin y al cabo él nos dio la oportunidad en su momento de vivir todo lo que ahora solo nos deja recordar. No podemos retroceder, ni empezar de nuevo, pero si mirar lo pasado. Saborearlo, sobrevolarlo, extrañarlo.

Mi tiempo, él se quedó escondido en nuestras fotos pinchadas en el corcho, en las sonrisas con sabor a sal, en los recuerdos de aquellos días y en lo que están por llegar, en las miradas inocentes, en millones de tonterías, en cada canción, cada sensación.
Es así, la vida solo es un continuo de etapas que empiezan y acaban. Sólo hay que terminar una para empezar. Así que esto no ha acabado, es el simple comienzo de mi nueva fase, mi nueva vida.

06 julio, 2011

Sin fechas, ni días.

Vivimos de recuerdos y sobrevivimos con sueños.
 Ojalá todo se ahogara en un bote de nata. Poco a poco. Ojalá fuera como tú, olvidar las cosas que ponen punto y final, que pases de todo y no te fijes en nada importante. Ojala te hubiese odiado desde un principio pero me gusta pasar paginas y desafiar a nuevos retos. Es más, me hubiera gustado no haberte conocido, para no tragarme tus te quiero, para no sentir demasiadas veces que te quiero y odiarte a ratos.
Pues sí, dicen que los peores errores son los que no se reconocen. Sé cual es el mio.
Punto y final.

04 julio, 2011

Simple, no se vivir sin ti.

Shh, calla. No digas nada. Sonríe. Ahora cuéntame, qué es de ti, de tu vida, de tus días pasados. Si lo necesita, grita, pero ahora grita fuerte.
Calla de nuevo, quiero decirte algo. He decidido quererte, bueno decidir, más bien  no era mi intención, de esas cosas que pasan sin querer. Mírame. Me queda por decirte todo. Bueno, ya he empezado, que más da.
Me he plagado de tus. Tus sonrisas. Tus abrazos, tus tonterías, tus risas. Tus días conmigo. He elegido quererte así, elegir creerme tus verdades, pasar de mentiras. He elegido que serás tú el que aguante mis estupideces. El que me despiertes cada mañana. Reír contigo. Y es que quiero que sea tu voz la que suene al otro lado del teléfono. Quiero que me quieras. Sin despedidas. No quiero ver otra cara que no sea la tuya al amanecer. Que ya estoy cansada de no poderte ver. Ya ves. Me he vuelto adicta a ti. Y he querido elegir hablar contigo, ahora y de nosotros.
Ahora sí. Háblame. Cuéntame lo que será de nuestras vidas. De los días que estarán por venir, quiero jugármela por ti. Y sí. Lo he decidido así.

02 julio, 2011

Patato.

Sonrisas, sonrisas que se escriben. Sonrisas que se hablan. Sonrisas que se dibujan, que se juegan a no decir nada. Que llenan al nuevo día. Esas de las que llegan de pequeña, cuando tenías una gran tarta de cumpleaños y todos cantaban. Esas que aparecían cuando más lo necesitabas.
Todas distintas, algunas falsas, otras llenas de entusiasmo, alegrías, de esas que te duran algún tiempo, a veces toda la vida. Sonrisas retorcidas cuando decías alguna tontería. De fotos. Risas. Llantos. Las que nunca sobran. De las que vienen sin venir a cuento, de las que tu felicidad y ganas te piden y ganan el reto. Pegadas en la ventana cuando amanecía otro día o quizás de las que faltaban cuando la lluvia rebotaba contra el cristal.

Estoy hablando de esas que todavía siguen escondidas, de las que no se han ido, de las que aún están llenas de infancias, de niñez. Esas sí, esas son para toda la vida.